Otro
viernes aquí… Espero que hayáis pasado buena semana. Por lo que me habéis
comentado alguno de vosotros, gusto bastante el post del viernes pasado… Me
alegro un montón y espero sorprenderos cada viernes.
Hoy
quería explicaros la importancia que algunas palabras “CLAVE” tienen para mí y
para todos aquellos que trabajamos en este apasionante “mundillo” del vino. Para
algunos son solo palabras, para mí son partes fundamentales de mi trabajo.
UVAS, que simple ¿verdad? Todos las habéis comido alguna
vez… Incluso es un fruto que gusta poco, generalmente… (Aunque mi sobrina Elenita se come
todas las que pilla por la bodega y tan solo tiene 3 añitos, pero tiene madera
de enologa, lo sé…). Las uvas son algo más que las 12 cositas
redonditas que nos comemos en Noche Vieja, son la esencia del vino. Las uvas se
componen de hollejo o su “envoltorio”- la piel; también por la pulpa, de donde
sacamos el zumo, y las pepitas…
Una
vez un gerente de una bodega muy famoso dijo: “Un buen vino se hace con unas
buenas uvas”. Por eso, el inicio de nuestro trabajo radica en las uvas. Las
uvas crecen en las VID, por tanto tener la vid cuidada es esencial para poder
obtener unas buenas uvas y así poder hacer un buen vino. Todos habréis oído
hablar de la CEPA ,
esta es el tronco de la vid, y de ella depende mucho la calidad de un vino, ya
que en la cepa influyen las características de los suelos. La misma variedad en
dos suelos de distintas regiones puede dar cepas diferentes y por tanto, uvas
diferentes. Por eso a la hora de plantar VIÑEDOS, conjunto de plantaciones de
vides, (sé que después de leer mi sección más de uno se lo esta planteando)
hay que tener muy en cuenta la variedad (hablaremos más delante de distintas
variedades… Yo aún no conozco ni la mitad de todas las que existen en el mundo)
y el tipo de suelo donde se va a plantar.
Tener
un buen ENOLOGO, un buen “especialista en hacer vino”, que te elabore
esas uvas que has cuidado desde que se plantaron, es también esencial. Para mí,
como gerente de una bodega que soy, es primordial contar con un técnico que
“quiera” a esas uvas como si fueran suyas. Tiene que mimarlas, pensar en ellas
cada día y tratarlas con el máximo cuidado y cariño. Suena cursi, pero es así…
Además yo en mi caso tengo la suerte de contar con un enólogo, que además de
cumplir todos estos requisitos, es compañero de faena y me ha ayudado a tener
los conocimientos suficientes para aprobar el Master de Gestión de Bodegas que
hice y a poder estar hoy aquí escribiendo esta sección para vosotros. (Más
adelante escribiré sobre mi bodega y mis compañeros).
Aunque
algunos no estarán de acuerdo conmigo, pero sé que la mayoría si, la BODEGA es otra
parte muy importante en todo esto que os comento. Muchos la tienen tan sucia,
vieja y asquerosa que son aquellos que discreparan conmigo, (Y encima son
capaces de hacer vinos que están buenos…), pero para mí, trabajar en un sitio
limpio, con tecnología avanzada, mejorando cada año las instalaciones es
básico. Yo tengo la suerte (a veces desgracia para otras cosas) de tener una
bodega nueva, limpia porque es obligación de todos los empleados tenerla así, y
con tecnología punta. Todo esto me hace levantarme cada mañana con ganas de ir
a trabajar, porque la veo y digo: “Ay que bonita es mi niña…”. A las personas
que trabajan aquí las facilita mucho su trabajo y tienen más facilidad para
tratar los vinos en caso de imprevistos...
Palabras
clave e importantes hay muchísimas, podría escribir un post cada día sobre cada
una de ellas, pero por hoy es suficiente, quiero que las asimiléis porque las
nombraremos a lo largo de las semanas.
Recordar
que leyendo este articulo habéis aprendido un poquito más sobre lo que dentro
de unos meses será vuestra alimento favorito, VINO (No
olvidéis que el vino es un alimento no una bebida alcohólica). Sé que
os vais a enganchar a mi sección y a este apasionante mundo…
Os
dejo una gran frase sobre el vino: “El vino lava nuestras inquietudes, enjuaga
el alma hasta el fondo y asegura la curación de la tristeza”
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